Nacionalidad: Mexicana
Grado académico: Doctor en Ciencias
2992-7293
1Dr. José Alfredo Martínez Aispuro, Investigador en el Colegio de Postgraduados- Campus Montecillo.
2Dr. Manuel Martínez Aispuro, Gerente de la Unidad de Negocios en Porcicultura y Nutricionista. Trouw Nutrition México.
3PhD. José Luis Figueroa Velasco, Profesor Investigador. Programa de Ganadería. Colegio de Postgraduados.
Introducción
La ractopamina (RAC) es un beta- adrenérgico que actúa redirigiendo los nutrientes, desde el tejido adiposo hacia la deposición de músculo, trayendo como resultado mejoras sustanciales en la ganancia de peso, la conversión alimenticia (Leal et al., 2015) , el rendimiento en canal, el contenido de carne magra y reducción de la grasa dorsal (Rickard et al., 2017), lo que favorece la formación de músculo magro y la reducción de grasa en las piezas cárnicas con el fin de satisfacer la demanda del consumidor.
El uso de RAC está aprobado en 27 países como Estados Unidos, Japón, Canadá, Australia, Corea del Sur y casi toda América Latina. Sin embargo, a partir del 2014 está prohibido en alrededor de 160 países, incluyendo la Comunidad Europea, Rusia y China (Niño et al. 2015), y las importaciones de carne de cerdo alimentado con RAC son actualmente aceptadas por 75 países. Cabe mencionar que las plantas de procesamiento en Canadá exigen cerdos sin ractopamina. De manera similar, las principales empresas de carne de cerdo de Estados Unidos han decidido dejar de alimentar con RAC a los cerdos cuya carne se destina a la exportación. En 2013, Smithfield Foods comenzó a eliminar el RAC, y durante los dos últimos años otros siguieron su ejemplo (JBS USA en octubre de 2019; Tyson Foods y Hormel Foods a principios de 2020).
El mercado exige que la carne de cerdo sea baja en grasa y producida libre de aditivos que afecten la salud humana. Debido a esta razón se han intentado utilizar otros productos para sustituir o simular el efecto de la RAC en la dieta de cerdos, dentro de los cuales encontramos: betaína (Sales, 2011), ácido linoleico conjugado (Pinelli-Saavedra et al., 2019), carnitina (James et al., 2013), cromo (Farias et al., 2021), selenio, vitamina E, vitamina C, (Silva et al., 2014), aceite de cártamo y coco (Costa et al., 2020).
El objetivo de este escrito es conocer y describir algunos de los ingredientes alternativos que existen para la sustitución de RAC en las dietas de cerdos.
Cromo
El cromo en la dieta de los cerdos está presente en su forma inorgánica, aunque en las formulaciones estándar no se alcanza un nivel apropiado al utilizar ingredientes tradicionales. En el mercado existen tanto fuentes orgánicas como inorgánicas. Dentro de las fuentes inorgánicas tenemos comúnmente al cromo trivalente, el cual es un componente del factor de tolerancia a la glucosa y tiene un rol importante en el metabolismo de lípidos, carbohidratos, proteínas, ácidos nucleicos y colesterol (Ondrej et al. 2015), pero esta forma no tiene una alta eficiencia de absorción por el organismo (EFSA, 2012). Las fuentes orgánicas de cromo presentan una muy buena absorción intestinal (Lindemann et al. 2008), siendo las más usadas el picolinato de Cr, Cr niacina, Cr-levadura, Cr metionina (Moreno, 2007) y recientemente Cr propionato.
El cromo actúa como un factor de tolerancia a la glucosa, aumentando la fluidez de la membrana celular, permitiendo la unión del receptor de insulina (Evans y Bowman, 1992). Este incremento en la sensibilidad a la insulina podría aumentar la eficiencia en la utilización de la glucosa, haciendo que más energía de la dieta esté disponible para el cerdo, así tendrá más glucosa para la síntesis de ácidos grasos de novo y podrá incrementar la síntesis de músculo (Park et al., 2009).
Estudios muestran que la adición de fuentes orgánicas de Cr (0.2-0.9 mg/kg de levadura o metionina) en dietas de cerdos en finalización desde los 60 kg hasta el sacrificio pueden mejorar el comportamiento productivo, la ganancia de carne magra y reducir el contenido de grasa en la canal (Li et al., 2013; Júnior et al., 2017; Júnior et al., 2021). Sin embargo, los estudios difieren en cuanto a los beneficios de incluir cromo en la dieta de cerdos en finalización (90 kg), ya que, ella inclusión de cromo levadura mostró únicamente mejoras en la ganancia de peso y en la conversión alimenticia (Lindemann et al., 2008; Lemme et al., 1999). Pero cuando la suplementación con cromo levadura (0.2, 0.4 o 0.5 ppm) se da en cerdos más ligeros (60 kg) no se observa un efecto positivo sobre el desempeño productivo, las características de la canal y características de la carne (Lindemann et al., 2008; Trujillo et al., 2020). Similar a la RAC (Pompeu et al., 2017) la suplementación con cromo (Lindemann et al., 2008) sería más efectiva cuando los cerdos empiezan la suplementación con pesos iniciales altos. Un meta-análisis concluyó que la suplementación de Cr disminuye la grasa dorsal, incrementa el porcentaje de carne magra y el tamaño del lomo, sin embargo, los efectos de la suplementación con Cr sobre el comportamiento productivo, las características de la canal y la calidad de la carne varían de manera importante entre estudios, y depende de aspectos tales como el manejo, la línea genética, los sistemas de producción, el tiempo al sacrificio y la fuente de cromo empleada (Sales y Jancík, 2011).
Algunos investigadores han tratado de sustituir o compensar el efecto de la RAC con cromo, aunque la respuesta no es clara ni homogénea. Almeida et al. (2010) compararon el efecto de RAC (5 ppm) y cromo metionina (400 ppm), encontrando que la suplementación con RAC mejoró la conversión alimenticia, el rendimiento de la canal, la relación grasa:carne; mientras que, la suplementación de cromo-metionina disminuyó el consumo de alimento y no tuvo ningún efecto en el rendimiento y las características de la canal, ni la calidad de la carne de los cerdos. Farias et al. (2021) evaluaron el efecto de la RAC (20 ppm) en comparación a picolinato de cromo (0.48 ppm) y cromo levadura (0.8 ppm), observando que la suplementación con RAC permitió una mejor conversión alimenticia, mayor rendimiento de la canal, un menor costo de alimentación por kilogramo de ganancia y un mayor índice de eficiencia económica. Aunque, tanto el cromo y la RAC incrementaron el porcentaje y cantidad de carne magra de la canal. En cuanto al trabajo efectuado por Trujillo et al. (2020) en donde se sustituyó RAC (10 ppm) por cromo-levadura (0.2 y 0.4 ppm) no se detectaron diferencias en la GDP, aunque se puede observar una diferencia marcada de más de 70 g por día a favor de la RAC; comportamiento similar observado para la conversión alimenticia. Aunque en esta investigación no se observaron diferencias entre la RAC y el cromo-levadura en la grasa dorsal, características de la canal y calidad de la carne, cabe resaltar que ambos suplementos no tuvieron efectos benéficos en comparación al tratamiento sin suplementar. En cuanto al uso de RAC, la reducción de la grasa dorsal ha sido más pronunciada durante las dos primeras semanas de suministro (Rikard-Bell et al., 2009; Trujillo et al., 2020).
Ácido linoleico conjugado (CLA)
El CLA se utiliza para describir una mezcla de isómeros geométricos y posicionales del ácido linoleico, que contiene dos dobles enlaces conjugados. El CLA inhibe la actividad de enzimas vinculadas a la síntesis de lípidos, reduce los niveles de leptina y activa los receptores de proliferación de peroxisomas (Kamphuis et al., 2003). Tanto RAC como CLA modifican el metabolismo de las proteínas, aumentando el crecimiento muscular y disminuyendo la deposición de grasa (Amaral et al., 2009), mejorando las tasas de oxidación y degradación de grasa en los adipocitos, lo que resulta en una mayor disponibilidad de energía para la deposición de proteína (Santos-Zago et al., 2008).
La inclusión en la dieta de CLA en cerdos de engorda puede reducir el consumo de alimento, aunque con mejoras en la eficiencia alimenticia. Weber et al. (2006), Surek et al. (2011) y Pompeu et al. (2013) no observaron ninguna diferencia en el consumo de alimento entre cerdos en finalización alimentados con dietas con o sin inclusión de CLA (0 % o 0.3 % o 0.6 %). Sin embargo, Panisson et al. (2020) observaron que el consumo de alimento se redujo en cerdos de finalización (80 kg) con la inclusión de 0.6% de CLA en la dieta en comparación con la dieta de control, durante un periodo de evaluación de 26 días. Aunque las dietas suplementadas con CLA (0%, 0.12%, 0.25%, 0.5%, 0.6 o 1%) muestran una mejora lineal en la eficiencia alimenticia (Thiel-Cooper et al., 2001; Panisson et al., 2020). Sin embargo, Pompeu et al. (2013) y Barnes et al. (2012) al evaluar la inclusión de CLA (0%, 1% y 0.6%) en dietas para cerdos de finalización, no detectaron ningún efecto sobre la eficiencia alimenticia.
Existen estudios que evalúan la sustitución o inclusión combinada de CLA con RAC en dietas a base de maíz y soya para cerdos (Rickard et al., 2012; Pompeu et al., 2013; Marcolla et al., 2017; Panisson et al., 2020). Pompeu et al. (2013) no observaron ninguna interacción entre los niveles dietéticos de RAC (0 y 7.4 ppm) y CLA (0% y 0.6%) en la GDP de cerdos en finalización. Por su parte Panisson et al. (2020) no observaron ninguna interacción en la GDP, consumo de alimento y eficiencia alimenticia de cerdos en finalización; aunque, la combinación en la dieta de CLA (0.3 o 0.6%) y RAC (0.5 o 0.10 ppm) aumentó la síntesis de proteína y redujo la grasa dorsal, posiblemente debido a su efecto aditivo. Marcolla et al. (2017) observaron que la inclusión de 0.5 % de CLA no compenso la sustitución por ractopamina (2 ppm) en la ganancia de peso, conversión alimenticia, área de la chuleta y peso de la canal; sin embargo, el uso de CLA en la dieta redujo la grasa dorsal. Similarmente, Rickard et al. (2012) observaron que la inclusión de 0.6% de CLA no compenso el uso de ractopamina (7.4 ppm) en la ganancia de peso. En un trabajo reciente (Pinelli-Saavedra et al., 2019), se muestra que la inclusión de 0.5% de CLA en la dieta tuvo un mejor efecto que el uso de RAC en la ganancia de peso de cerdas nulíparas, pero no en los machos castrados; además de no comprometer la calidad de la carne.
Betaína
La betaína es un derivado de glicina y su principal función es actuar como donador de grupos metilo, favoreciendo la síntesis de creatina y carnitina, y disminuir los requerimientos de otras moléculas donadoras de metilo como metionina y colina. En cerdos en finalización, la betaína se usa principalmente en verano como un medio para reducir el estrés por calor, pero su función es reducir el grosor de la grasa dorsal (Sales, 2011) aunque no es tan rentable como la ractopamina (Mendoza et al. 2017).
Existe mucha divergencia en los resultados en cuanto a la inclusión de la betaína en las dietas de cerdos, algunos trabajos reportan ausencia o un mínimo efecto sobre el comportamiento productivo y la deposición de grasa corporal (Matthews et al., 1998; Overland et al., 1999). Otros estudios reportan que la inclusión de betaína en cerdos en crecimiento-finalización favorece la ganancia de peso, conversión alimenticia, rendimiento en canal [Yang et al., 2009 (2, 4 y 6%); Bustillos et al., 2018 (0.1%)], disminuye el contenido de grasa en la canal (Huang et al., 2006; Nakev et al., 2009; Sales, 2011) y el espesor de grasa dorsal (Lawrence et al., 2002; Ribeiro et al., 2011; Bustillos et al., 2018). En el meta- análisis realizado por Sales (2011) donde se analizan 18 estudios se concluye que la inclusión de betaína en la dieta de cerdos no tiene efecto sobre la ganancia de peso, incrementa el rendimiento de la canal y reduce la grasa dorsal. Ahora bien, Sales (2011) mencionan que el efecto de la betaína puede ser multifactorial y la diferencia en las respuestas encontradas puede estar dado por la variabilidad entre el tamaño del efecto y el nivel de suplementación. Dicha variabilidad entre resultados también podría deberse a la diferencia entre sexos, ya que el experimento realizado por Liu et al. (2021) mostró que la suplementación con betaína (0.1%) durante la fase de crecimiento (y no la fase de finalización) puede reducir el grosor de la grasa dorsal en cerdos hembra, mientras que el efecto no se observó en cerdos machos castrados; además, la suplementación con betaína durante la fase de finalización redujo la ganancia de peso en 40 g por día, independientemente del sexo.
Teóricamente la sustitución o interacción de la betaína y RAC puede ser una estrategia eficaz para reducir el estrés por calor en los cerdos de finalización. Dunshea et al. (2009) evaluaron la suplementación de betaína (0.15 %) y ractopamina (10 mg/kg) en dietas de cerdas nulíparas y verracos bajo una alimentación restringida (80-85 % ad libitum), reportando una mejor ganancia de peso y eficiencia alimenticia para los cerdos alimentados con betaína, observándose un efecto más pronunciado cuando las dietas no contenían RAC. Los autores también informaron una mayor deposición de carne magra en las cerdas alimentadas con betaína, con efecto complementario a la ractopamina. Bajo condiciones comerciales (Mendoza et al., 2017), cerdos alojados en temperaturas ambientales altas, la adición de betaína (0.06- 0.2%) en la dieta redujo la ganancia de peso y el consumo de alimento resultado de la reducción del consumo de alimento, aunque sin efecto en las características de la canal pero tendió a reducir el rendimiento de la canal, independientemente de la inclusión o no de RAC (5- 8.8 ppm); mientras que la RAC mejoró las variables productivas y, el rendimiento y características de la canal.
Carnitina
La carnitina es un aminoácido cuaternario que es sintetizada por el tejido muscular y el hígado, proveniente del metabolismo de los aminoácidos lisina y metionina. Desempeña un papel importante en el transporte de ácidos grasos a través de la membrana mitocondrial, proporcionando energía a las células (Coelho et al., 2005) e influyendo en las enzimas involucradas en el metabolismo de proteínas y lípidos (Owen et al., 2001). Aunque no se considera un componente esencial en la dieta de los cerdos, la suplementación dietética con L-carnitina favorece el uso de ácidos grasos como componentes productores de energía, lo que podría aumentar la deposición de proteínas en el cuerpo (Heo et al., 2000). Un mecanismo propuesto por el cual se supone que la L-carnitina aumenta la acumulación de proteínas está relacionado con la regulación del sistema de proteasoma de ubiquitina (regula la descomposición de proteínas) y su regulación a la baja conduciría a una mayor acumulación de proteínas (Keller et al., 2012).
Teóricamente la incorporación de carnitina a la dieta de cerdos en finalización suplementados con RAC tiene el potencial para mejorar la eficiencia del transporte y la utilización de ácidos grasos para la producción de energía y aumentar aún más los efectos de crecimiento atribuidos a RAC. El análisis de 4 experimentos realizados por James et al. (2013a) mostró que la suplementación por separado de carnitina (50 mg/kg) o RAC (10 mg/kg) de las dietas de cerdos en finalización aumentó la ganancia de peso y la eficiencia alimenticia. A su vez la combinación de carnitina (0 o 50 mg/kg) y RAC (0 o 10 mg/kg) no mostro interacción en el comportamiento productivo, indicando que ambos aditivos mejoran el comportamiento productivo, pero no de manera aditiva. En cuanto a las características de la canal y calidad de la carne la combinación de RAC y carnitina no tuvo ningún efecto (James et al., 2013b).
Aceites
Estudios en humanos han mostrado que el uso de aceite de cártamo como el aceite de coco aumentan el contenido de carne magra y disminuyen la grasa corporal, además de reducir la concentración de triglicéridos (Assunção et al., 2009; Liau et al., 2011; Campanella et al., 2014). En este contexto, la sustitución de RAC (10 ppm) por aceite de cártamo o coco (4 g d-1) en dietas para cerdos en finalización ha demostrado eficacia similar en la eficiencia alimenticia, ganancia de peso, área de la chuleta, calidad de la canal y perfil de ácidos grasos de la carne (Costa et al., 2020).
IMPLICACIONES
REFERENCIAS
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