Nacionalidad: Mexicana
Grado académico: Médico Veterinario Zootecnista
2992-7293
Olvera O.1, Martínez R.G.1, Herradora M.A.1, De Loera Y.G.2, Pablos J.L.3
1Departamento de Medicina y Zootecnia de Cerdos. FMVZ – UNAM.
2Facultad de Estudios Superiores Cuautitlán – UNAM
3Departamento de Genética y Bioestadística. FMVZ - UNAM
Introducción
En la producción porcina actual se reemplazan entre el 35 y 55% de las cerdas anualmente, con el fin de mantener la eficiencia y productividad de las granjas.1,2 Por ello, las decisiones de remoción y reemplazo en la piara son tareas sumamente importantes, ya que de estas depende, en parte, la estructura de paridad de la piara y otros factores que impactan la rentabilidad de la granja.1,3–5
Estas decisiones pueden realizarse mediante el análisis de la información de rendimiento de las cerdas en la piara, además del conocimiento empírico de los productores y veterinarios; sin embargo, dada la gran cantidad de información generada a partir de una cerda, dichos análisis requieren de tiempo y esfuerzo considerables.1,6
Un indicador de productividad importante en las cerdas es el tamaño de la camada o su prolificidad, ya que se considera una medida de expresión del potencial genético que poseen, y es a partir de esta que se generan el número máximo de lechones con posibilidades de salir al mercado; sin embargo, también puede estar asociada a diversos factores, tanto intrínsecos (tasa de ovulación) como extrínsecos (manejo reproductivo, estatus sanitario de la granja o ambiente).1,7,8
De acuerdo con lo descrito por diversos autores, se recomienda la evaluación del rendimiento individual de una cerda antes de su tercera paridad, con el fin de reconocer si su desempeño posterior será aceptable o no en términos de retornos económicos; es por ello, que el uso de modelos con bases matemáticas puede ser una herramienta que permita identificar aquellos patrones que actúen en perjuicio del rendimiento productivo de una hembra y, por tanto, apoye en la toma de decisiones.1,6,7
Al respecto, los modelos de regresión logística han sido usados para determinar diferentes factores de riesgo asociados a distintos eventos de naturaleza cualitativa en la producción porcina, cuya presentación resulta negativa para esta; además, permite una cuantificación de las posibilidades de presentación del evento de acuerdo con los diferentes niveles que pueden tomar los factores asociados a este.3,9 El objetivo de este trabajo fue desarrollar un modelo de regresión logística que permita identificar y cuantificar algunos factores de riesgo asociados a la presentación de baja prolificidad en la tercera paridad en cerdas de una granja comercial, con el fin de apoyar las decisiones de remoción.
Métodos
Datos y criterios de exclusión
Se utilizó la información retrospectiva de una granja comercial, la cual fue extraída directamente del programa de gestión utilizado por ésta. Dicha información fue resumida en una base de datos que contempló los registros de cerdas retiradas de la piara entre los años 2018 a 2021, de la cual se realizó una edición con el fin de asegurar valores dentro de los limites fisiológicos, y de eliminar aquellos registros que evidenciaran errores en su captura. Además, se excluyeron todos aquellos registros incompletos en las tres primeras paridades de las cerdas y de aquellas cerdas que fueron removidas antes de su tercera paridad, así como los de cerdas que tuvieron una edad a primer servicio mayor o igual a 400 días.10 Con esto, la base utilizada se compuso de datos correspondientes a 2,902 cerdas retiradas de la granja y 11 variables de estudio.
Los datos generales de la granja y su información exclusiva de operaciones no se contemplaron dentro de este escrito, debido a que se limitó la participación de la empresa al uso de los datos de las cerdas, durante el periodo antes mencionado, para la realización de este trabajo.
Categorías
Mediante un procedimiento de estratificación óptima de Dalenius y Hodges11, las cerdas fueron categorizadas de acuerdo con el número de lechones nacidos totales (LNT) en sus primeras tres paridades y de acuerdo con su edad a primer servicio. Por el número de LNT en las primeras dos paridades, las cerdas fueron clasificadas como BAJA (P1B/P2B) cuando, en cada uno de dichos partos, tuvieron 11 o menos LNT; MEDIA (P1M/P2M) cuando tuvieron entre 12 y 14 LNT; y ALTA (P1A/P2A) cuando tuvieron 15 o más LNT. Debido a que la evaluación pretendió brindar un apoyo en la toma de decisiones para reemplazar a una cerda a través de la identificación de aquellas con mayor susceptibilidad a presentar una camada reducida a en su tercera paridad, solo se determinaron dos categorías para dicho evento: BAJA (P3B) cuando una cerda tuvo 14 o menos LNT, y ACEPTABLE (P3A) si tuvo 15 o más LNT.1 Por otra parte, de acuerdo con su edad a primer servicio, las cerdas se agruparon en tres categorías por rango de días: cerdas que recibieron su primer servicio a los 199 días de edad o menos, cerdas que lo recibieron entre los 200 y 219 días de edad, y cerdas que recibieron su primer servicio después de los 220 días de edad.
Análisis estadísticos
Los análisis se realizaron con los softwares IBM SPSS® Statistics 25 y RStudio® (versión 4.1.3), en este último se emplearon la función GLM y la librería EFFECTS para graficar los efectos del modelo resultante. Se aplicó un modelo de regresión logística binomial a la base de datos resultante, con el fin de determinar un modelo con variables que pudieran influir en la probabilidad de que una cerda pueda tener una camada BAJA o ACEPTABLE (1 o 0) en su tercera paridad. Inicialmente, se utilizó un modelo saturado que contenía todas las variables explicativas: edad de entrada de la cerda, inseminaciones por servicio en paridad 1, mes en que la cerda recibió su primer servicio, lechones nacidos muertos en paridad 1, lechones muertos durante la primera lactancia, duración en días de la primera lactancia, intervalo destete-celo en paridad 1, edad a primer servicio, tamaño de camada en paridad 1 y tamaño de camada en paridad 2. En dicho modelo se usó el método hacia atrás para determinar el modelo que mejor explicara la respuesta y, por tanto, denotara a aquellas variables que pudieran ser consideradas como factores de riesgo para tener una tercera camada BAJA en la tercera paridad. El modelo resultante final incluyó las variables: edad de entrada, mes de primer servicio, edad a primer servicio, tamaño de camada en paridad 1 y tamaño de camada en la paridad 2. Posteriormente, mediante el método introducir, con el modelo final se realizó el análisis correspondiente para obtener los resultados.
Otra forma de selección del modelo final fue con base en el valor más bajo del criterio de información de Akaike (AIC) proporcionado por cada modelo propuesto; además, este valor sirvió como medida de bondad de ajuste, así como la prueba de Hosmer y Lameshow.12 Para todas las asociaciones se estipuló un nivel de significancia de 0.05. Para todas las variables categóricas del modelo se utilizaron los siguientes niveles de referencia: diciembre, ≤199 días, P1A y P2A; de tal manera que los resultados se compararon contra estos niveles.
Resultados y discusión
En los sistemas de producción porcina se han observado altos porcentajes de retiro en aquellas cerdas consideradas de bajo rendimiento, incluso cuando estas son de paridades bajas, lo cual afecta la longevidad de la piara.5,7 Además, la remoción de cerdas jóvenes es un fenómeno preocupante en la economía de las granjas, por lo que la decisión de reemplazar a estas cerdas debe implantarse con precaución y de manera justificada.1,4 El presente trabajo identificó, a través de un modelo de regresión logística binomial, cinco variables que pueden actuar como factores de riesgo para la presentación de un tamaño de camada bajo hacia la tercera paridad (P3B); así como las posibilidades de que dicho evento se presente de acuerdo con el comportamiento de esas variables.
Las frecuencias de distribución de las variables categóricas empleadas en el modelo final de acuerdo con el tamaño de camada en la tercera paridad se resumen en el Cuadro 1. El Cuadro 2 muestra las variables, y sus niveles, que formaron el modelo de regresión logística binomial y los coeficientes de este modelo, así como los Odds ratio (OD) y el nivel de significancia obtenido para cada variable y nivel.
Por otra parte, la Figura 1 representa el efecto de cada nivel de las variables usadas en el modelo sobre la probabilidad de calificar como P3B. Todas las variables incluidas en el modelo final tuvieron una asociación significativa con la variable respuesta, tamaño de camada en paridad 3 (P<0.05).
Respecto a la edad de entrada de las cerdas, las medias y desviaciones estándar fueron de 207.53±21.77 (206.59 – 208.47, IC 95%) y 206.27±19.31 (204.97 – 207.57, IC 95%) días para P3A y P3B, respectivamente; de igual forma, sus valores mínimos y máximos fueron 153 y 382 días para P3A, y 153 y 285 días para P3B. La edad de entrada promedio fue de 207.16±21.08 días para todas las cerdas y fue similar entre cerdas P3A y P3B, lo cual difiere con lo reportado por Tummaruk et al.13 en granjas tailandesas, donde la edad promedio de ingreso a la granja fue de 163±27 días.
“Esta variable demostró tener una asociación negativa en el modelo (Figura 1b), es decir, cuanto más tarde la cerda ingresó a la granja, menor fue la posibilidad de que presentara una tercera camada BAJA (P<0.05) (Cuadro 2)”.
La edad de entrada de las cerdas primerizas a una granja puede variar de acuerdo con las prácticas de gestión en cada una de estas y es una variable que se ha correlacionado positivamente con la edad a primer servicio.8,13 En este trabajo, se pudo observar que el riesgo de ser P3B disminuyó conforme se incrementó la edad de entrada de las cerdas debido, probablemente, a que estas tuvieron un periodo de aclimatación diferente en la granja, lo cual puede influir en la salud reproductiva y bienestar de la cerda primeriza.13,14
Por otra parte, durante los meses marzo, enero y diciembre se presentaron el mayor número de cerdas P3A; mientras que, durante junio, enero y abril, se presentaron más cerdas de la categoría P3B (Cuadro1). La variable mes de primer servicio, a pesar de ser una variable significativa, no demostró ser un factor de riesgo o tener una asociación significativa en todos sus niveles; se determinó que las cerdas que recibieron su primer servicio en los meses de junio, julio, agosto, septiembre y noviembre tuvieron más posibilidades de presentar una camada BAJA hacia la tercera paridad (P<0.05), en comparación con aquellas que lo recibieron en el mes de diciembre (Cuadro 2; Figura 1a). De acuerdo con la literatura, se ha documentado que las primerizas nacidas entre enero y abril exhiben tasas de crecimiento inferiores en comparación con las primerizas nacidas en cualquier otro mes del año.14 Los resultados del modelo de regresión empleado indicaron que las cerdas que recibieron su primer servicio durante los meses de mayor riesgo para ser P3B estuvieron expuestas a un ambiente climático diferente durante su fase de crecimiento; con ello, se debe considerar que la tasa de crecimiento es un factor altamente asociado a la presentación de la pubertad y se ha sugerido como un criterio de selección de primerizas de reemplazo, ya que tasas bajas se han relacionado a una pubertad tardía, incremento en la incidencia de fallas reproductivas futuras y disminución de la prolificidad en las camadas posteriores.8,13–15 En cuanto al periodo comprendido entre enero y mayo, no se consideró como factor de riesgo para la presentación de cerdas P3B.
En relación con la edad a primer servicio, las distribuciones de cerdas fueron similares tanto para cerdas P3A como para cerdas P3B (Cuadro 1). También, se observó que un incremento en la edad a primer servicio superior a los 199 días de edad aumentó significativamente las posibilidades de tener una prolificidad BAJA en la tercera camada (P<0.05), sin embargo, estas posibilidades aumentaron, incluso al doble, para las cerdas que fueron servidas por primera vez a una edad superior a los 220 días (Cuadro 2; Figura 1c). De acuerdo con Koketsu e Iida8, las consecuencias de una edad a primer servicio tardía se ven reflejadas en una menor longevidad de las cerdas y mayor acumulación de días no productivos, así como menor número de lechones nacidos vivos (LNV) y lechones destetados a lo largo de su vida productiva. También, se ha asociado la edad tardía a primer servicio con un incremento de problemas reproductivos como consecuencia de una maduración tardía y funciones ováricas poco desarrolladas.8,15,16 Por otra parte, la edad a primer servicio se encuentra relacionada con la edad de entrada de las cerdas a la granja y con el ambiente climático en que conviven. Una entrada temprana a la granja puede favorecer la presentación de la pubertad en las primerizas y, en consecuencia, su edad a primer servicio, ya que se ven presentadas a diferentes prácticas zootécnicas como la exposición temprana al verraco, la cual influye significativamente en la presentación del primer celo de la primeriza.14 Esto explicaría el que edades tardías al primer servicio aumentaron las posibilidades de que una cerda fuera P3B, de acuerdo con los resultados del modelo propuesto. También, se ha informado que las cerdas que ingresan a la granja en los meses más fríos tienen un intervalo de presentación del primer celo más corto, por lo que, en este trabajo, serían servidas por primera vez a una edad más temprana y durante los meses que no supondrían un riesgo para la presentación de una tercera camada baja.13,14
En las cerdas P3B, aproximadamente el 60% de los casos fueron de cerdas con tamaños de camada MEDIA y BAJA en las paridades 1 y 2; en contraste, para las cerdas P3A, estas clasificaciones solo aportaron aproximadamente el 40% de los casos (Cuadro 1). El número de LNT en la primera paridad y en la segunda paridad resultaron variables altamente significativas en el modelo (P<0.0001) (Cuadro 2), con lo cual se pudieron considerar como los principales factores de riesgo asociados a una calificación P3B; la importancia de dicha asociación radica en que son características que se han propuesto en diferentes estudios como predictores tempranos de la prolificidad futura de las cerdas.1,7,8,15,16,19 Los resultados del modelo utilizado en este trabajo señalaron que las cerdas P1B aumentaron entre 1.53 y 3.17 sus posibilidades de presentar un tamaño reducido de camada hacia la tercera paridad (P<0.0001), en comparación con aquellas que calificaron P1A; mientras que para las cerdas P1M, la posibilidad de presentar P3B disminuyó (OR=1.24 - 1.76; P<0.0001) (Cuadro 2; Figura 1d).
Respecto al número de LNT en la paridad dos, las cerdas P2B tuvieron hasta tres veces más posibilidades de tener también una camada BAJA en el tercer parto, en comparación con las cerdas P2A (P<0.0001). También, se observó que cuando las cerdas presentaron P2M disminuyeron sus posibilidades de presentar una camada BAJA hacia el tercer parto; sin embargo, el riesgo de presentar dicha característica era 1.91 mayor, en promedio, con respecto a las cerdas P2A (P<0.0001) (Cuadro 2; Figura 1e). Ek-Mex et al.15, en México, observaron que las cerdas con menos de nueve LNV en su primer parto tenían significativamente menos LNV a lo largo de su vida productiva; mientras que Gruhot et al.7, en granjas norteamericanas, demostraron que las cerdas con calificaciones bajas para el tamaño de camada en las dos primeras paridades podían tener una diferencia menor de hasta de 20 LNV de por vida en comparación con cerdas que tenían camadas altas en dichas paridades. Además, se ha informado una mayor influencia estacional en cerda primerizas sobre rasgos como el tamaño de la camada, lo que, de acuerdo con los factores de riesgo identificados con el modelo propuesto, podría condicionar su tamaño de camada en el primer parto y, en consecuencia, en el de los partos subsecuentes.14
Conclusiones
Los modelos de regresión logística binomial, como el utilizado en este trabajo, pueden resultar útiles para identificar variables asociadas a la presentación de camadas reducidas en la tercera paridad de las cerdas, así como para determinar su efecto sobre dicho evento cuando esas variables tienen diferentes presentaciones. Recibir el primer servicio en los meses de junio, julio, agosto, septiembre y noviembre; recibir dicho servicio posterior a los 220 días de edad y presentar 11 LNT o menos en las paridades 1 y 2 fueron considerados como factores de riesgo que incrementaron las posibilidades de presentación de una camada baja hacia el tercer parto. Por otra parte, la edad de entrada a la granja se asoció negativamente a la presentación de dicho evento. La evaluación individual de estas medidas de manera temprana puede ser necesaria para formar un juicio adecuado y justificado al momento de tomar decisiones respecto a la remoción de las cerdas,
“por lo que el uso de modelos como el del presente trabajo pueden ser beneficiosos para los productores y las granjas porcinas al establecer criterios de retiro más precisos.
Referencias